Filtros de partículas DPF

¿Qué es un filtro DPF o de partículas?

Los filtros de partículas, conocidos por sus siglas en inglés DPF o en francés FAP, son dispositivos situados en el sistema de escape. Se encargan de retener las partículas sólidas generadas por los motores diesel, fundamentalmente cenizas y benzopirenos. Éstos últimos son cancerígenos por lo que obligan a la instalación del filtro de partículas para que el vehículo pueda cumplir con los estándares de emisiones europeas Euro V y Euro VI. Algunos fabricantes de automóviles ya instalaban el filtro de partículas en los coches con Euro IV con un sobrecoste.

Los filtros DPF presentan la estructura de un tubo metálico con un compuesto interior cerámico. Se disponen a modo de colmena dónde los canales van cerrados en uno de los extremos. De esta forma atrapan las partículas sólidas y dejan pasar el aire limpio al exterior.

Ubicación y funcionamiento de un filtro de partículas

Se ubica próximo al motor, junto al catalizador, a veces incluso unido a él o en la bajada después del colector como muestra la imagen a continuación.

Cuando el filtro de partículas alcanza su colmatación tiene que llevar a cabo un proceso de incineración, conocido como regeneración. La temperatura en el interior del filtro, durante el proceso, aumenta por encima de los 600 ºC produciéndose así la oxidación de las partículas de manera espontánea en presencia de oxígeno.

Para alcanzar dichas temperaturas, existen 2 técnicas:

• La primera se consigue mediante una dosis suplementaria de combustible. En contacto con los gases de escape calientes, produce una post-combustión de la carbonilla transformándola en CO2, H2O y NOx.

• La segunda técnica consiste en la inyectación de un aditivo catalítico que, al mezclarse con el combustible, reduce la temperatura necesaria para quemar las partículas atrapadas en el DPF. Esta técnica es la usada por el grupo PSA en sus motores HDI.

La regeneración se produce durante la conducción, cuando los gases alcanzan una temperatura entre los 250ºC y 500ºC dentro del filtro. Con una conducción de unos 10 minutos a una velocidad de 100 km/h es suficiente para que se produzca dicha regeneración. Se produce a intervalos regulares entre 600 y 800 km, dependiendo del tipo de conducción de cada vehículo.

Las partículas no desaparecen completamente mediante esta limpieza regular del filtro. Es necesario el cambio del filtro de partículas entre los 80.000 y 120.000 kilómetros, en especial si se realizan trayectos cortos a baja velocidad.

Los principales filtros de partículas para tu vehículo

La siguiente tabla muestra algunas referencias de los cruces de Walker y Bosal con sus respectivas aplicaciones: